UN OFICIO ANTIGUO EN ZUMPANGO, AFILADOR DE CUCHILLOS.
El sonido de la flauta del afilador de cuchillos es inconfundible y forma parte de la música citadina.
Durante las tardes, un sonido solía distinguirse del resto. Era un silbido, pero no provenía de un emisor animal o humano, sino de un instrumento que anunciaba que se acercaba el afilador de cuchillos. Entonces, tanto amas de casa como comerciantes de carne salían para que el afilador volviera nuevamente útiles sus herramientas.
El instrumento musical con el que el afilador de cuchillos anuncia que está pasando se conoce como caramillo. Se trata de una flauta pastoril de origen medieval que también puede ser conocida como flauta de pan. Los primeros caramillos fueron hechos con madera, luego caña y actualmente existen ejemplares de plástico.
Otra de las características del afilador de cuchillos es su medio de transporte –la bicicleta–, la cual también funge como su taller andante. A diferencia de otras bicicletas, la del afilador tiene una estructura metálica desmontable que eleva la llanta trasera (la cual se mueve gracias a la cadena), esto provoca que la bicicleta permanezca en un mismo lugar cuando se pedalea. Gracias al pedaleo estático, la llanta activa un sistema de engranajes que hacen girar un torno con la piedra o esmeril que afila los cuchillos y tijeras, pues desgasta el metal achatado de los mismos. Chispas y un ruido estridente brotan con la fricción del metal y la piedra, hasta que finalmente lo cuchillos y tijeras quedan como nuevos, escapando a ser objetos desechables –tan comunes en nuestra época–.
El afilador de cuchillos, un oficio de origen gallego
El oficio del afilador es en sí mismo un sobreviviente de la inmediatez del mundo contemporáneo. Se piensa que como tal nació en la ciudad de Orense en Galicia, España, en el siglo XVII. Debido a ello, la ciudad también es conocida como «Terra de Chispas», pues es el fenómeno que se produce al afilar cuchillos con tornos a velocidad. Sin embargo, los primeros afiladores de cuchillos no lo hacían en bicicleta, viajaban de ciudad en ciudad con su torno, lo cual podía ser una travesía de varios meses.
Durante décadas los afiladores recorrieron España a pie, para luego transportar su torno en carretas. Con el avance de la tecnología se empezaron a utilizar bicicletas y luego motocicletas, ambas asociadas al sonido de la escala tonal del caramillo.
Actualmente el sonido de la flauta de pan es asociado a los afiladores de cuchillos en una gran cantidad de países de occidente –especialmente los de herencia hispana–. Sin embargo, cada vez es menos frecuentes verlos, ya que la producción en serie ha hecho del cuchillo metálico un objeto desechable. Pese a ello, el oficio sobrevive y sigue formando parte de la música de las grandes ciudades.
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