EL PÁRAMO DE LOS MUERTOS


EL PÁRAMO DE LOS MUERTOS
Derechos de autor : Alex Moralex Gómez
Este es un lugar donde se decía que ocurren sucesos paranormales, muchas personas decían que había un tesoro enterrado, otros que en ese lugar había un cementerio indígena y las almas de estos no permitían que nadie permaneciera allí, querían descansar en paz; pero la juventud no lo detienen esas cosas, fue así que tres compañeros y yo decidimos ir a acampar allí, pasaríamos tres noches en el paramo, sería una gran experiencia para contar a nuestros compañeros después de volver de vacaciones, claro que en casa debimos mentir y decir que era una convivencia programada por la escuela, llegamos el lunes ya al caer la noche, como pudimos armamos nuestra tienda, hicimos una fogata fuera, comimos algo y empezamos a contar historias de terror, en verdad que lo estábamos pasando a lo grande, en un momento, una gran niebla cubre todo, nos es imposible ver a pocos metros, aunque eso allí es muy común por algo es un paramo, donde la niebla baja a cada momento, empiezo a tiritar de frío al igual que mis compañeros, doy unos pasos para orinar, cuando estoy en éstas, veo una figura delante de mi, es un hombre que me mira, lo primero que se me ocurre es lo molesto que me vea orinar, pero al ver su cara, todo ese enojo se me pasa, no es un hombre, o al menos no un hombre vivo, es una calavera, doy un grito y corro donde mis compañeros que están a pocos pasos, pero no los veo, se han ido, voy en medio de la oscuridad buscándolos, corriendo sin saber a donde, en medio de la niebla veo muchas mas figuras como aquella, algunos son calaveras, pero otros son con cara de animales, águilas, búhos, ardillas,! Dios mío que es esa locura¡, donde están mis amigos será que esas cosas se los han llevado, pasa cosa de una hora, donde yo doy ,y doy vueltas en ese lugar, no huyo lejos de allí porque no puedo, cada vez que creo que me alejo de la tienda, vuelvo y aparezco al lado de esta.
No se que pasó en ese momento, desperté o crucé de nuevo a este mundo, ahí estaban mis compañeros sacudiéndome porque había enloquecido, dicen que corría en círculo como loco gritando y llamándolos a ellos, intentaban atraparme para calmarme, pero yo al verlos huía y les gritaba que se alejaran de mi demonios, en otra ocasión, lugar o circunstancia, mis amigos se hubieran reído de mí, pero ellos sabían que algo inexplicable me había ocurrido, nos dispusimos a dormir, yo encarecidamente como un niño pequeño pedí dormir en medio de ellos, estaba aterrado, ellos no dijeron nada y aceptaron, me veían mal, escuché sus ronquidos, yo no podía dormir, estaba seguro que ahí afuera había algo que no era de este mundo.
Eran las dos o tres de la madrugada, no puedo asegurarlo no vi mi reloj, sentí cuando unas manos me jalaban de los pies, no solo me jalaban, me arrastraban de los mismos y me sacaban de la tienda, quise gritar y aferrarme a mis amigos, pero como la vez anterior, ellos no estaban allí , esas manos huesudas me arrastraban por todo el lugar en ocasiones me levantaban del suelo, cosa de dos o tres metros, yo veía desde lo alto el lugar donde estaba la tienda, veía también como habían docenas de esos seres alrededor de la tienda, todos miraban hacía arriba, para ver mi terrorífico vuelo, no es fácil explicar lo que se siente que te lleven por los aires seres que no son de este mundo, rogando a dios que te dejen en paz, pero deseando a la vez que no te suelten por que si te dejan caer mueres, pasaría en esto una media hora o mas, sigo en el aire cuando escucho a uno de mis compañeros que me grita por el nombre, siento que caigo pero lo hago despacio, se podría decir que vuelo, esas manos han desaparecido, son casi las cuatro, los demás compañeros despiertan a ver que ocurre, el que salió dice que despertó y al no verme en la tienda salió a buscarme y me vio fuera parado mirando al vacío, les dije que yo recogía mis cosas y volvía a casa, ese lugar estaba maldito, el compañero que me vio afuera apoyó mi decisión, me dijo al oído, yo no te vi parado, te vi volando, a eso de las cinco emprendimos el camino de regreso, en casa debimos confesar la verdad, de lo que si estoy seguro es que por allí no vuelvo jamás, en ese lugar habita algo que el hombre no puede explicar.
MORALEX

Comparte esta información en: